Uno de los factores más importantes que regulan la variabilidad interanual del clima en Cuba es el evento ENOS. Su fase fría, se corresponde con los episodios de La Niña (AENOS) y se caracterizan por temperaturas de la superficie del mar inferiores a la media en el Pacífico oriental y por un fortalecimiento de los vientos alisios. La principal influencia de este evento sobre el clima de Cuba se relaciona con una mayor formación de ciclones tropicales durante la temporada ciclónica, aunque depende de la intensidad que alcance dicho evento y de su interrelación con otros factores moduladores del clima (Ballester et al., 1995Ballester, M.; González, C. & Pérez, R. 1995. Variabilidad de la ciclogénesis tropical en el Atlántico Norte. Informe de Resultado Científico, Instituto de Meteorología, 88 p.).
Los indicadores oceánicos y atmosféricos que caracterizan al evento ENOS se mantuvieron neutrales durante los cuatro primeros meses del año 2020. Sin embargo, a lo largo de las regiones central y oriental del Pacífico ecuatorial se observaron anomalías ligeramente cálidas de la temperatura superficial del mar (0-0.5°C), que incluso llegaron a incrementarse en abril (por encima de 1°C en algunas áreas). A partir del mes de mayo se inició un descenso gradual de la temperatura superficial del mar, como consecuencia del enfriamiento de las aguas subsuperficiales, hasta quedar establecidas las características propias de un evento AENOS débil en septiembre. De manera tal que al finalizar septiembre, predominaban las anomalías negativas (frías) de la temperatura superficial del mar sobre las regiones central y oriental del océano Pacífico ecuatorial, las cuales se extendieron durante el resto del año (Figura 1).
En correspondencia, otros indicadores como el Índice de la Oscilación del Sur (SOI), el Índice ENOS (IE) y el MEI, así como los vientos en los niveles bajos y altos de la troposfera, se mantuvieron con valores propios de un evento AENOS. Al finalizar diciembre, la circulación atmosférica asociada con La Niña evidenció un fortalecimiento sobre el Océano Pacífico tropical coherente con la existencia del evento.
La circulación atmosférica sobre Cuba y mares adyacentes continuó la tendencia de años anteriores al mostrar patrones circulatorios anómalos, situación relacionada a la complejidad de las manifestaciones de la variabilidad natural del clima. Como promedio, prevalecieron anomalías negativas de presión atmosférica a nivel del medio del mar en el mar Caribe, Cuba, el golfo de México y gran parte del Atlántico tropical durante el año (Figura 2a). Esta situación estuvo asociada al tránsito, formación e intensificación de ciclones tropicales en el área.
En el período enero-abril (Figura 2b), la vaguada frontal estuvo menos profundizada en latitud en comparación con la norma climática 1981-2010. Como resultado, la dorsal del anticiclón subtropical ejerció mayor influencia sobre la región y las anomalías de presión en superficie sobre el territorio nacional fueron positivas. Además, el anticiclón subtropical presentó valores superiores de presión en su centro. En niveles medios y altos prevalecieron anomalías positivas de geopotencial debido a la expansión al norte del cinturón de altas presiones subtropicales, las cuales fueron más pronunciadas sobre el occidente de Cuba, el golfo de México y el sur de Estados Unidos.
Durante el período lluvioso (mayo-octubre) las anomalías de presión en superficie sobre Cuba fueron negativas, asociadas a una influencia más débil de las altas presiones subtropicales, en comparación con la norma climatológica 1981-2010. El anticiclón subtropical del Atlántico se desplazó al noroeste y mostró un debilitamiento en su porción sur y fortalecimiento al norte. Como resultado de su desplazamiento, aparecieron presiones más bajas sobre todo el Atlántico tropical. Las bajas presiones sobre el mar Caribe, Cuba y el golfo de México obedecieron a la formación, intensificación y tránsito de ciclones tropicales sobre el área.
En los niveles medios y altos de la troposfera, las anomalías de geopotencial fueron positivas, con una expansión al norte del cinturón de altas presiones subtropicales. Resaltó, además, la influencia sobre Cuba de un centro de alto geopotencial extendido de forma zonal desde México hacia el mar Caribe. La Vaguada Tropical Troposférica Superior (TUTT, por sus siglas en inglés) extendió su eje más al suroeste que lo usual, llegando hasta la porción norte del arco de las Antillas Menores; no obstante, presentó alturas del geopotencial más elevadas en sus inmediaciones, en comparación con la norma climatológica.
En los meses de noviembre y diciembre, predominaron las altas presiones migratorias sobre el sudeste de Estados Unidos, lo que favoreció la intrusión de aire frío sobre el territorio nacional durante el último mes del año. Sobre Cuba y mares adyacentes predominaron valores normales de presión atmosférica en superficie y de altura geopotencial en el nivel de 500 hPa. En la alta troposfera (nivel de 200 hPa) el chorro subtropical reflejó un desplazamiento al sur, en comparación con la media climática 1981-2010, e influyó en el comportamiento más activo de los frentes fríos en diciembre, al superar la norma para el mes.
Un
total de 17 frentes fríos afectaron a Cuba en el año 2020. Según la
fuerza de los vientos, dos de ellos se catalogaron como moderados y el
resto de los sistemas fueron débiles. Por otro lado, de acuerdo al giro
de los vientos, todos fueron de tipo clásico. En general, la actividad
frontal en el 2020 fue menos activa que lo normal1 La
clasificación de los frentes fríos y de la temporada invernal mostrados
son preliminares al momento de realizar este informe y pudieran sufrir
modificaciones; para las estadísticas finales deben consultar el resumen
de la temporada invernal 2020.
El nivel medio del mar mensual relativo (Pugh, 1987Pugh, D. 1987. Tides, surges, and mean sea-level. Chichester ; New York: J. Wiley, 472 p., ISBN: 978-0-471-91505-8.)
durante el año 2020, presentó valores más elevados que el Ciclo Anual
Medio (CAM) calculado a partir de las mediciones del nivel del mar
realizadas ininterrumpidamente entre 1966 y el 20052 Al
momento de este reporte solo se pudo contar con datos del 2020 de la
estación Siboney, localizada en La Habana en los 23°05,6´ N y 82°28,2´
W.
Lo anteriormente expuesto, con relación a la variabilidad estacional (Figura 3), se encuentra en correspondencia con el ascenso del nivel medio del mar relativo a largo plazo en Cuba, según los registros de la estación Siboney (Figura 4). En 2020 el valor medio anual resultó igual a 30.41 cm.
La variabilidad interanual del nivel medio del mar relativo en Siboney (Figura 4), que muestra una interrupción de las mediciones durante meses o años completos entre 2005 y el 2017, permite inferir que ha ocurrido un aumento sostenido del nivel medio del mar hasta el 2020, lo cual se puede apreciar al comparar esta serie de valores medios anuales con las de otras estaciones mareográficas (Figura 5). Se puede observar que los valores medios anuales hasta el 2000 apenas sobrepasaron los 15 cm, mientras que en los últimos cinco años casi todos superaron los 10 cm, notándose un aumento sostenido a partir del 2004.
La sobreelevación de los valores medios mensuales y el aumento sostenido del nivel medio del mar en 2020 pueden estar dando lugar a mayores presiones sobre los ecosistemas costeros y la población local (Hernández et al., 2015Hernández, M.; Martínez, C. A. & Marzo, O. 2015. “Consequences of sea level variability and sea level rise for Cuban territory”. Proceedings of the International Association of Hydrological Sciences, 365: 22-27, ISSN: 2199-899X, DOI: 10.5194/piahs-365-22-2015.) y en tal sentido se hace necesario reforzar procesos tales como:
Aumento del retroceso de la línea de costa e incremento gradual de las áreas sumergidas a expensas de las emergidas.
Aumento de la intrusión marina.
Aumento de los efectos de las inundaciones costeras.
Mayor exposición de edificaciones y viales costeros y un consecuente aumento de la necesidad de más inversiones en infraestructuras de protección costera o relocalización de la población local.
La temperatura media anual de Cuba durante el año 2020 fue las más alta desde 1951, al alcanzar un valor de 1.17 °C por encima de la media histórica del período 1961-1990, que es de 25.5 °C. Los reportes de temperaturas superiores a la media fue un fenómeno generalizado durante el 2020, de manera tal que fue un año sumamente cálido, caracterizado por anomalías positivas (cálidas) en todos los meses, con excepción del mes de diciembre. En particular, los meses de junio a septiembre fueron los de mayor registro con temperaturas medias superiores a los 28 °C. De tal forma, el año 2020 contribuye a acentuar la tendencia al incremento de la temperatura media en Cuba. Asociado a dicho incremento, la década 2011 - 2020 ha sido más cálida que todas las décadas precedentes de las que se tienen mediciones (Figura 6).
El año comenzó con elevadas anomalías positivas de la temperatura media, siguiendo el comportamiento del año anterior. Enero y febrero con el registro de temperaturas medias más altas, ocuparon el cuarto y tercer lugar respectivamente desde 1951. En marzo, aunque los valores no fueron tan elevados como los meses anteriores, se registró una anomalía de 0.9 °C. En correspondencia con las anomalías positivas observadas durante estos meses, se reportaron nueve récords de temperatura máxima durante enero, diez en febrero y ocho en marzo.
El mes más significativo fue abril, al reportar una temperatura media de 27.6 °C lo que representa una anomalía de 2.8 °C, constituyendo el más cálido desde 1951, superando al año 2015. Cuba durante este mes se mantuvo bajo la débil influencia de las altas presiones subtropicales en superficie. Esta situación meteorológica impuso el predominio de días consecutivos con poca nubosidad, escasas lluvias, mayor radiación solar, vientos débiles y baja humedad, lo que constituyeron condiciones ideales para el incremento gradual de las temperaturas hasta alcanzar valores extremos. Como consecuencia se reportaron temperaturas máximas muy elevadas desde finales de la primera decena del mes. En la tarde del día 10 se registraron temperaturas máximas iguales o superiores a los 35 °C en 27 estaciones meteorológicas; y en nueve de ellas se registraron nuevos récords para el mes.
Es muy importante destacar que se registraron un total de 30 nuevos récords de temperatura máxima en abril. Entre ellos, el nuevo récord de temperatura máxima absoluta para Cuba, de 39.7 °C, reportado el día 12 en la estación meteorológica de Veguitas, en la provincia de Granma. También se registró un nuevo récord absoluto de temperatura máxima para la estación meteorológica de Casablanca, con un valor de 38.5 °C en este mismo mes. En los restantes meses se registraron 25 récords de temperatura máxima en varias estaciones del país, excepto en el mes de diciembre donde no se registró ninguno. Por otro lado, enero constituyó el único mes donde se registraron récords de temperatura mínima, con un total de 6 récords.
Las anomalías estandarizadas de las temperaturas medias extremas también tuvieron un comportamiento singular. En la mayor parte del territorio nacional se observaron anomalías estandarizadas positivas de las temperaturas máxima y media, superiores a 2.0 (categoría en extremo por encima de la norma), principalmente en los meses de abril (Figura 7), junio, agosto, septiembre y octubre. En el resto del año, las anomalías estandarizadas de las temperaturas extremas mostraron valores positivos en la mayor parte del país, que se corresponden con el rango de anomalías ligeramente por encima a muy por encima de la norma.
Diciembre de 2020 constituyó el único mes del año donde no se registraron récords de temperatura en ninguna de las estaciones meteorológicas. Además, fue el único mes donde se registraron anomalías negativas de las temperaturas. Este comportamiento puede ser observado en la distribución espacial de las anomalías estandarizadas de las temperaturas extremas donde se observaron valores en la norma en la mayor parte del territorio nacional, o ligeramente por debajo de la norma principalmente en las anomalías estandarizadas de las temperaturas máximas (Figura 8). Por otro lado, las anomalías estandarizadas de las temperaturas mínimas mostraron anomalías ligeramente por encima en la región oriental del país.
El
2020 se caracterizó por presentar anomalías estandarizadas positivas de
la temperatura efectiva (TE) y temperatura efectiva equivalente (TEE)
en gran parte del país. En los meses del período poco lluvioso, los
valores estuvieron por encima de la norma fundamentalmente en
localidades de la provincia de Sancti Spíritus y de las provincias
orientales. Durante el período lluvioso, se reportaron valores muy por
encima de la norma en casi todos los meses, siendo la mitad oriental la
que presentó las mayores anomalías. Todo esto se tradujo en un
incremento de las sensaciones térmicas3
La sensación térmica representa la temperatura que siente una persona
frente a una determinada combinación de temperatura del aire y humedad
relativa (u otra variable de humedad). La menor o mayor sensación de
incomodidad también se ve influida por la velocidad del viento, así
como, por supuesto, los efectos sobre una persona son variables en
función de la edad, sexo, alimentación, el estado de salud, las
características corporales, vestimenta, nivel de actividad física, su
metabolismo y el entorno.
En los meses de enero a marzo y diciembre, predominaron sensaciones ligeramente frías en horas de la mañana. Sin embargo, a partir de abril comenzaron a manifestarse las sensaciones confortables que fueron extendiéndose progresivamente por todo el territorio nacional durante los meses siguientes, y en el trimestre junio-julio-agosto llegaron a manifestarse sensaciones calurosas a esa hora del día, en determinadas áreas del país (Figura 9).
En las tardes las sensaciones térmicas fueron calurosas en gran parte del país y en casi todos los meses del año, e incluso llegaron a ser muy calurosas desde junio hasta septiembre, particularmente en agosto. Sin embargo, en los meses de enero, febrero, marzo y diciembre, se manifestaron además sensaciones confortables (Figura 10).
En correspondencia con lo anterior, se reportaron como promedio 74 días con CCI4 La
evaluación de los extremos bioclimáticos asociados al calor se realiza a
partir del indicador conocido como Condición de Calor Intenso (CCI),
propuesto por Guevara et al., 2009Guevara,
A. V.; Santana, M.; León, A.; Paz, L. R. & Campos, A. 2009. “Las
condiciones de calor intenso (CCI) como indicador de extremos
bioclimaticos en la Habana, Cuba”. Territorium, (16): 37-48, ISSN: 1647-7723, 0872-8941, DOI: 10.14195/1647-7723_16_4..
Por su parte, la cantidad de días con la condición de frío intenso (CFI5) con viento (Figura 12) no abarcó todo el territorio nacional y en las zonas en que se reportaron solo llegaron a manifestarse hasta 12 días. Sin embargo, en las estaciones de Topes de Collantes y la Gran Piedra se reportaron 39 y 164 días con esta condición, respectivamente.
En resumen, desde el punto de vista bioclimático, coherente con el incremento de la temperatura, fue un año caluroso con predominio de sensaciones térmicas de confortables a muy calurosas. En varias ocasiones estas sensaciones se manifestaron por varios días consecutivos, las que pudieron causar malestar en la población.
El 2020 fue un año caracterizado por un marcado contraste en los acumulados de las lluvias entre los primeros meses y el segundo semestre del año. Entre enero y abril se registraron valores de precipitación por debajo de la media histórica de cada mes, mientras que a partir de mayo y hasta noviembre (con excepción de junio y septiembre) los valores reportados estuvieron por encima de la norma (Figura 13). Enero y febrero finalizaron con solo 25.6 mm y 18.9 mm respectivamente de lluvia como promedio en todo el territorio. El valor reportado en febrero, constituyó el sexto menos lluvioso de la serie 1961-2020, representando una anomalía estandarizada de -1.42, que clasifica en la categoría de déficit moderado según el índice de precipitación estandarizada. Las regiones central y oriental del Cuba fueron las menos favorecida con 15.9 mm y 15.1 mm como promedio, respectivamente. Para la región oriental, constituyó el tercero más seco de los registros para el mes.
Los meses de marzo y abril registraron también un marcado déficit de precipitación en todo el país. Los bajos acumulados reportados en marzo en las tres regiones del país (clasificados en extremo por debajo de la norma), contribuyeron a que el mes clasificara como el más seco del período 1961-2020. Por su parte abril, que es el último mes del período poco lluvioso en Cuba y el segundo más lluvioso dentro de dicho período, finalizó también con déficit en los acumulados de lluvia en todo el territorio nacional. En este mes, la región menos favorecida fue la oriental, en la que solo precipitaron 17.9 mm como promedio, lo que representó una anomalía estandarizada de -2.16, ubicándose como el tercer abril menos lluvioso desde que se tienen registros para esta zona del país.
Los déficits reportados en los cuatro primeros meses del año, trajeron como consecuencia que el período poco lluvioso (noviembre 2019-abril 2020) cerrara con un poco más del 80 % del territorio cubano con déficit en los acumulados de las lluvias (Figura 14).
En mayo, las lluvias reportadas contribuyeron a que el mes clasificara como el quinto más lluvioso desde 1961. Mientras que julio a pesar de ser uno de los meses que menos aporta a los totales de precipitación del período lluvioso en Cuba, finalizó también con valores por encima de la norma en todo el territorio nacional. Para Cuba, constituyó el 9no más lluvioso con un acumulado promedio de 163.6 mm.
En los meses de octubre y noviembre las lluvias reportadas estuvieron por encima de su valor normal para el mes. Particularmente en noviembre, mes en que se inicia el período poco lluvioso en Cuba, las lluvias estuvieron en extremo por encima de la norma en todo el territorio nacional. Con un acumulado promedio de 204.9 mm, que representa una anomalía de 2.5 mm, noviembre clasificó como el más lluvioso desde 1961 hasta la fecha. Este comportamiento estuvo condicionado por los altos acumulados de lluvia reportados en las tres regiones del país. En occidente el promedio acumulado fue de 159.6 mm, en el centro fue de 249.3 mm y en el oriente 195.1 mm. Estos valores representaron el 3ro, 1ro y 3ro de la serie, respectivamente.
El comportamiento antes referido, condicionado fundamentalmente por los procesos propios de esta época del año, entre los que se incluyen el tránsito de ondas tropicales al sur de Cuba y la afectación, indirecta o directa de organismos ciclónicos tropicales, trajeron como consecuencia que el período lluvioso cerrara con abundantes lluvias en todo el país (Figura 15), a pesar de que comenzó este período con déficits significativos. De igual manera, contribuyeron a que al finalizar el 2020, el 95 % del territorio, cerrara con un balance positivo y no presentara afectación por sequía en ninguna de sus categorías.
En esta sección se describen algunos fenómenos de fuerte impacto que tuvieron lugar en el 2020.
Los indicadores de extremos climáticos5 Indicadores
de extremos climáticos describen las características particulares de
los cambios observados en los extremos del tiempo y el clima, a través
de su frecuencia, amplitud y persistencia. El Grupo de Expertos en
Detección e Indicadores de Cambio Climático (ETCCDI, por sus siglas en
inglés) definió un conjunto básico de 27 indicadores descriptivos de
extremos, derivados de las temperaturas extremas y la precipitación)
para obtener una descripción uniforme de los cambios observados a escala
global http://cccma.seos.uvic.ca/ETCCDI
El por ciento de noches cálidas, expresadas por el indicador TN90p, resultó ser el más alto del período 1980-2020 en las estaciones de Casablanca, Yabú, Jovellanos, Camagüey, La Tunas y Punta Lucrecia (Figura 16) y en el resto de las estaciones de referencia estuvo entre los seis de más altos registros del período. Resultó relevante el por ciento de noches cálidas ocurridas en varios meses, fundamentalmente en abril y agosto. En el mes de abril, constituyó récord en seis de las doce estaciones de referencia: Cabo de San Antonio (53 %), Casablanca (70 %), Jovellanos (73 %), Caibarién (76 %), Camagüey (66 %) y Punta Lucrecia (53 %).
Los días cálidos (TX90p) tuvieron un comportamiento similar a las noches cálidas, en las estaciones de Bahía Honda, La Fe, Yabú, y Punta Lucrecia este indicador resultó ser el más alto de los reportados en los últimos 41 años (Figura 17). También, en el mes de abril el porciento de días cálidos fue de interés en las estaciones de Bahía Honda, La Fe, Punta del Este, Jovellanos, Yabú, Caibarién, Camagüey, La Tunas, Punta Lucrecia y Punta de Maisí. En correspondencia con el comportamiento de este indicador, la persistencia de días con temperaturas máximas por encima del percentil 90 (WSDI) en el año alcanzó los valores más altos del período de análisis en las estaciones de Yabú (35 días), Camagüey (31 días), Las Tunas (19 días) y Punta Lucrecia (43 días). En el resto de las estaciones ocupó entre el segundo y cuarto lugar de la serie, excepto en Cabo de San Antonio, donde el indicador no fue relevante (Figura 18).
De los indicadores derivados de la lluvia solo mostró un resultado significativo el máximo acumulado de lluvia en cinco días consecutivos (RX5d) en algunas estaciones del país. En la estación Yabú, resultó el más alto de la serie con 441.8 mm. Este valor fue reportado en el mes de noviembre y estuvo asociado al tránsito sobre Cuba de la tormenta tropical Eta (Figura 19).
En Cuba, aunque su población está acostumbrada a soportar temperaturas elevadas se han producido eventos extremos de calor/frío (ver Anexo 1) significativos, asociados al incremento/reducción de la temperatura. La ocurrencia de condiciones extremas, ya sea por calor o frío, a pesar de que no se manifiestan con elevada frecuencia, pueden ser potencialmente peligrosos para la salud.
En 2020, se produjeron un total de siete eventos, concentrados entre los meses de junio y septiembre (Figura 20). Esto ubica al 2020 como el segundo de mayor frecuencia, sólo superado por el año 1998 que tuvo nueve eventos extremos por calor.
El evento ocurrido del 21 de junio al 2 de julio (2do evento reportado en el año) fue el de mayor cobertura espacial, pues durante 3 días consecutivos (24 al 26 de junio) más de la mitad de las estaciones de Cuba transitaron por un episodio cálido. Esta situación estuvo asociada entre otros factores a las altas temperaturas, el déficit de precipitación y la escasa cobertura nubosa debido a la influencia del polvo del Sahara sobre el territorio nacional. El 6to evento que se presentó fue el más extenso con una duración total de 15 días comprendidos entre el 9 y el 23 de agosto. De forma general de los 31 días de agosto, 20 estuvieron bajo el efecto un evento extremo por calor.
Con respecto a la ocurrencia de eventos extremos fríos, en
los meses que forman parte de las dos temporadas invernales del 2020, no
se manifestó ningún evento para ninguna de las tres variantes
analizadas. Sin embargo, resulta interesante la ocurrencia de un “día
frío6 Ocurrencia
en más de un 10% de las estaciones del país de períodos fríos.
Entiéndase este último como la ocurrencia de un evento extremo frío a
escala local.
La temporada ciclónica del Atlántico durante el año 2020 tuvo un comportamiento muy activo al superar la media histórica en 17 tormentas tropicales y en siete huracanes. Los huracanes de gran intensidad también tuvieron una actividad mayor que lo normal. Se superó así, el récord de 27 ciclones tropicales (tormenta tropical y huracán) formados en la cuenca Atlántica que está vigente desde el año 2005. Durante toda la temporada se formaron una depresión tropical, una tormenta subtropical y 29 tormentas tropicales, de ellas, 13 alcanzaron la categoría de huracán, y 6 fueron de gran intensidad (Laura, Teddy, Delta, Épsilon, Eta e Iota). La actividad mostrada fue consecuente con la evolución y desarrollo del evento La Niña-Oscilación del Sur.
Cuba fue afectada directamente por Laura y Eta en su fase de tormenta tropical. No obstante, resulta interesante destacar la influencia de la circulación más externa de los ciclones tropicales Cristóbal, Isaías, Marco, Nana, Sally, Gamma, Delta y Zeta.
En el caso de Laura, su incidencia sobre el archipiélago cubano se produjo mayormente durante los días 23 y 24 de agosto. El organismo tocó tierra por la costa sur de Santiago de Cuba, un kilómetro al este de playa Verraco, en las primeras horas de la noche del día 23 (Figura 21). Desde las primeras horas de la mañana del día 23 se registraron fuertes rachas de viento en la provincia de Guantánamo, que provocaron marejadas con olas entre 3.5 y 4.5 metros. Además, fueron responsables de las inundaciones costeras ligeras a moderadas en zonas bajas del litoral norte y ligeras en la costa sur. A su vez, se incrementaron gradualmente las precipitaciones debido a la proximidad de las bandas de nublados asociados a Laura. Azotó la región oriental con lluvias fuertes e intensas, resultando más relevantes los 241.5 mm precipitados en el Complejo La Palma y los 190.6 mm en el Tele-Correo San Antonio del Sur, en las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo respectivamente.
En Granma se registraron vientos máximos sostenidos del orden de los 80 km/h con una racha de 104 km/h en la estación meteorológica de Cabo Cruz. Alrededor de la medianoche del día 24, Laura salió al Golfo de Guacanayabo por la costa oeste de Granma, como tormenta tropical, intensidad que mantuvo durante su rápido tránsito casi paralelo a la costa sur de Cuba (Figura 21). Con esta trayectoria las precipitaciones se extendieron a las regiones central y occidental en la medida que Laura transitaba hacia Pinar del Río. Tocó tierra por segunda vez por punta La Capitana, municipio San Cristóbal, en la provincia de Pinar del Río, cerca de las 20:00 horas del día 24 y salió un poco después de las 21:00 horas por Puerto Esperanza en el municipio de Viñales, también en la provincia de Pinar del Río.
Mientras Laura se desplazó por los mares adyacentes a Cuba, los vientos con rachas superiores a 90 km/h afectaron de manera muy puntual algunas de las estaciones meteorológicas de las regiones central y occidental. Lo anterior se debió al debilitamiento del sistema, mayormente por la intrusión de aire seco y por la interacción con tierra firme, lo que se reflejó en la disminución considerable de la convección en la región central de Laura. También se reportó la ocurrencia de inundaciones costeras ligeras en el litoral de Mayabeque y Artemisa.
Por su parte, Eta se formó en el mes de noviembre y fue considerado el segundo huracán más intenso de la temporada. Llegó a Cuba como tormenta tropical y tocó tierra en el centro del país (Figura 22). Su mayor influencia ocurrió sobre las provincias de la región central durante el día 8 y sobre Pinar del Río el día 10, en el momento en que su errática trayectoria la llevó más cerca al Cabo de San Antonio. Eta tocó territorio cubano en la madrugada del día 8, por la costa sur de Cuba en la provincia de Ciego de Ávila con vientos máximos sostenidos de 100 km/h y una presión central de 991 hPa. Salió al mar en horas de la mañana del mismo día 8 por las inmediaciones de Punta Alegre, municipio Chambas, al noroeste de la provincia de Ciego de Ávila. Ya en el estrecho de la Florida, Eta se desplazó al Norte y Noroeste rumbo a la Florida, para después girar al Suroeste y permanecer casi-estacionaria sobre el sudeste del Golfo de México durante casi 15 horas, para luego describir un pequeño lazo en su trayectoria, aproximándose a la costa norte de Pinar del Río.
En la estación meteorológica de Cayo Coco, provincia de Ciego de Ávila, se registraron vientos máximos sostenidos de 86 km/h, 91 km/h en rachas. Ninguna otra estación meteorológica de Ciego de Ávila, ni de Sancti Spíritus reportó vientos superiores a los 70 km/h, pero en el Cabo de San Antonio, Pinar del Río, ocurrieron vientos con fuerza de tormenta tropical. Las lluvias intensas ocurrieron entre los días 7 y 10, mayormente en las provincias de la región central y en Pinar del Río. El día 7 se reportaron 304.9 mm en 24 horas en la Derivadora Sur del Jíbaro, Sancti Spíritus, 413.0 mm fue el acumulado registrado el día 9 en el Tele-Correo de Lino Pérez, Villa Clara. En Pinar del Río la cifra más alta fueron los 306.0 mm del Acueducto Mantua. Las intensas precipitaciones e inundaciones costeras afectaron los sectores de la vivienda, la electricidad y la agricultura. Además, fueron dañados cultivos de frijol, maíz, plátano, cebolla, tomate, arroz, boniato, café y otros, y se perdieron 279 colmenas de abejas.
Durante el año 2020 se reportaron un total de 135 eventos de tiempo severo, caracterizados por la ocurrencia de vientos unidireccionales superiores a los 90 km/h (62), granizo de cualquier tamaño (59) y tornados (14). El 83 % de los casos ocurrieron en los meses de mayo a agosto, destacándose particularmente la ocurrencia de vientos fuertes, seguido por la caída de granizos.
En cuanto a los acumulados de lluvia intensa, en el año se reportaron 680 incidencias de lluvias superiores a los 100 mm en 24 horas. En esta cifra se consideraron tanto los pluviómetros de la red de estaciones meteorológicas del Instituto de Meteorología como la de pluviómetros del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos. Solamente el 53.8 % de las lluvias intensas ocurrieron en el período lluvioso del año, lo que se puede asociar al tránsito e incidencia de Eta sobre Cuba (230 casos de lluvia intensa reportados a su paso).
Uno
de los fenómenos extremos de gran importancia para Cuba es la sequía.
Aunque en el 2020 no tuvo connotación especial, a inicios de año el país
se vio afectado por un evento de sequía de corto período (SCP)7 Sequía
de Corto Período (SCP): ocurrencia de tres o más meses, siempre
consecutivos, con déficits significativos en sus acumulados de las
lluvias, considerado este como los valores inferiores al percentil 40
(decil 4).
Los abundantes acumulados reportados al comienzo del período lluvioso, dieron lugar a que disminuyeran en el país las áreas afectadas con sequía de moderadas a severas. Sin embargo, en el trimestre junio-agosto, que comprende los dos meses en el que ocurren los menores acumulados de precipitación dentro del período lluvioso (julio-agosto), conocido como sequía intraestival, ocurrió un incremento de las áreas afectadas por sequía. Un 30 % del territorio nacional presentó déficits en los acumulados, de ellos el 3 % se catalogaron con sequía de severa a extrema, el 10 % moderada y el 17 % restante débil, ubicados fundamentalmente en la mitad más oriental del país (Figura 25). Un total de 26 municipios presentaron afectación por sequía de moderada a extrema en más de un 25 % de sus áreas y de ellos 15 por encima de un 50 %.
En los dos últimos trimestres del año 2020 (septiembre-noviembre y octubre-diciembre), las lluvias tuvieron un balance positivo, de manera tal que finalizó el proceso de sequía que desde los meses anteriores afectaba al país.
Al analizar las áreas promedio nacional afectadas por sequía agrícola en el año hidrológico noviembre 2019 a octubre 2020 con relación al período histórico 1981-2010, en diferentes escalas temporales (Figura 26), el 5 % del territorio nacional presentó afectación por sequía agrícola por debajo de la norma histórica. Similar comportamiento se produjo en el año calendario (enero a diciembre de 2020) el que presentó como promedio un 13 % de afectación por debajo de lo histórico. No obstante, el período poco lluvioso (noviembre 2019 a abril 2020), tuvo mayor presencia de áreas del país con sequía agrícola por encima de lo histórico en un 6 %, mientras que el período lluvioso (mayo a octubre de 2020), presentó mucha menor afectación respecto a la norma histórica, con un 16 %.
El comportamiento regional resultó similar al nacional, pero con cierta diferenciación porcentual. El año hidrológico en occidente, centro y oriente presentó un 7 %, 9 % y 5 % de sus áreas menos afectadas por sequía agrícola con respecto a la media del período histórico, respectivamente. En el año calendario las regiones occidental y central presentaron un 18 % y la oriental un 11 % de sus áreas menos afectadas por sequía agrícola con respecto a la norma histórica. En el período poco lluvioso, las regiones occidental, central y oriental presentaron un 11 %, 9 % y 3 % de sus áreas más afectadas por sequía agrícola, respectivamente. Sin embargo, en el período lluvioso las regiones occidental, central y oriental presentaron un 25 %, 27 % y 12 % de sus áreas menos afectadas por sequía agrícola con respecto a la norma histórica respectivamente.
Lo anterior se puede apreciar con mayor detalle en la Figura 27,
la cual muestra la evolución decadal de los procesos de severidad de la
sequía agrícola, mediante el criterio de “Severidad unificada”8 Resultado
de la media ponderada que involucra área afectada por categorías y
grado de severidad. Este indicador es empleado por el servicio
agrometeorológico nacional, el mismo es resultado de los criterios
definidos para decretar fases del estado de la sequía agrícola (Vázquez y
Solano 2013). Se analiza desde noviembre 2019 a diciembre 2020 y para
las agrupaciones espaciales provincia, región y país.
Eta provocó saturación del perfil de suelo y, en consecuencia, un sobre humedecimiento que se mantuvo por un período prolongado de casi 40 días. Como promedio en todo el territorio nacional en los primeros 10 días de noviembre los cultivos sufrieron un sobre humedecimiento con relación a su necesidad hídrica de 295 %, diez días más tarde el sobre humedecimiento se mantenía muy alto (170 %), el mes cerró con 32 % y en los primeros diez días de diciembre ya había disminuido a un 4 % (Tabla 1).
En resumen, Cuba y sus tres regiones presentaron un período poco lluvioso ligeramente más seco que lo histórico, mientras que el período lluvioso resultó mucho menos impactado por la sequía agrícola que lo esperado. La saturación de humedad del suelo en todo el país, mantenida durante casi más de 40 días a partir de noviembre de 2020, condicionó que los procesos de sequía agrícola que debían normalmente iniciar se retrasaran. Esta situación pudo provocar afectación en los cultivos ubicados en suelos de mal drenaje.
Se confirma que el año 2020 fue el más cálido para Cuba desde 1951 hasta la fecha, acentuando aún más la tendencia al incremento de la temperatura media anual en el país.
El período 2011 - 2020 es la década más cálida de todas las precedentes de las que se tienen datos en Cuba, muy coherente con lo observado a nivel global.
Se confirma que los días y las noches cálidas en Cuba son cada vez más frecuentes, así como las sensaciones calurosas en correspondencia con el incremento de la temperatura observado en los últimos años.
Entre los eventos extremos más sobresalientes del año se destaca la ocurrencia de siete eventos extremos por calor, la afectación de los ciclones tropicales Laura y Eta, y la ocurrencia de sequía meteorológica y agrícola que afectaron gran parte del territorio nacional.
Se mantiene la tendencia de los años precedentes al aumento sostenido del nivel medio del mar relativo en el archipiélago cubano con valores medios mensuales muy elevados. En este sentido, ambos procesos deben dar lugar a un incremento del impacto de las variaciones del nivel del mar en las zonas costeras del país.
Se observa un marcado contraste en cuanto a los acumulados de lluvia reportados entre el primer y segundo semestre del año.
La valoración periódica del Estado del Clima en Cuba puede considerarse como una contribución importante a las evaluaciones científicas que hoy se realizan sobre las variaciones más recientes del clima en Cuba. Por lo tanto, se hace cada vez más necesario la inclusión de un número mayor de indicadores que reflejen el estado de otros componentes del Sistema Climático y su influencia en el Estado del Clima en Cuba.