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Editorial
 
Un comentario en torno al 55º aniversario del Insmet
On 55th anniversary of the Institute of Meteorology
 

Prof. Luis Enrique Ramos Guadalupe

 

Coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba, Premio Benito Viñes y Premio Nacional de Meteorología, La Habana, Cuba

 

Autor para correspondencia: Luis Enrique Ramos-Guadalupe. E-mail: luisenrique@cubarte.cult.cu

 

Resumen:

Se presenta un análisis histórico del contexto y las razones que motivaron hace 55 años la fundación del Instituto de Meteorología de la República de Cuba. Se incluyen reflexiones del autor acerca de su desarrollo institucional, su importancia para la Nación, y algunos de los retos más trascendentes que afronta en la contemporaneidad.

Palabras clave: 
Instituto de Meteorología; Historia; Ciencia; Sociedad.
 
Abstract:

A historical analysis of the context and the reasons that motivated the birth of the Institute of Meteorology of the Republic of Cuba 55 years ago is presented. The author’s analyses the importance of this event for the Nation, and some of the most transcendent challenges it faces in contemporary times as included

Key words: 
Institute of Meteorology; History; Science; Society.
 
 
 

El 12 de octubre de 1965, en el hemiciclo Camilo Cienfuegos, del Capitolio de La Habana, quedó formalmente constituido el Instituto de Meteorología (Insmet), entidad del sector de la ciencia que ha realizado, durante más de medio siglo, un trabajo sostenido en favor de la sociedad cubana.

La conceptualización del Insmet surgió de la perspectiva del Comandante en Jefe de la Revolución, Fidel Castro. Como en otras facetas de la vida nacional, Fidel avizoró que los programas para el desarrollo social y económico del país solo podrían alcanzar el éxito con el concurso de la ciencia y la tecnología. En la misión del nuevo Instituto se advertía el compromiso con los ingentes planes agropecuarios, que debían trazarse en armonía con las condiciones del clima tropical y las eventualidades asociadas a los sistemas meteorológicos propios de cada época del año, incluyendo los extremos que resultan del impacto de los huracanes, o de las tormentas que, en verano o en invierno, generan fenómenos localmente severos.

Cuba había contado, en la colonia como en la República, con hombres comprometidos con la ciencia, dedicados al estudio del tiempo y del clima. Sin embargo, jamás se había formulado una política científica estatal, y desde el punto de vista meteorológico, el encargo social del Observatorio Nacional se constreñía al pronóstico general del tiempo, el de los ciclones tropicales, y una exigua contribución agrometeorológica. El Servicio afrontaba enormes limitaciones de recursos, y las investigaciones se realizaban solo a expensas de la iniciativa y el esfuerzo personales, sin financiamiento alguno.

Tras el triunfo de la Revolución, en 1959, el país se concentraba en llevar adelante y consolidar el proceso revolucionario, en medio de las difíciles condiciones impuestas por una confrontación armada y económica, actos de sabotaje -que incluían la quema de cañaverales- y un sinnúmero de obstáculos de todo tipo. Paralelamente, entre 1960 y 1963, gran parte del territorio nacional afrontaba los efectos de una prolongada sequía; y como colofón, en octubre de 1963, el huracán Flora devastó la región oriental del país, con saldo de 1 157 víctimas mortales y 175 mil damnificados. Unos meses después, en agosto de 1964, el huracán Cleo volvía a colocar en vilo a la nación, aunque sin causar impactos considerables.

Todos estos antecedentes apremian a fortalecer el Servicio Meteorológico Nacional, para lo cual se indicó planear, organizar y fundar el Instituto de Meteorología. La tarea le fue encomendada al capitán Dr. Antonio Núñez Jiménez (1923-1998), Presidente de la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias (CNAC), quien ejecutó los pasos iniciales que el proceso requería.

Previamente, el 24 de agosto de 1965, el Comandante Raúl Castro Ruz, entonces Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, ordenó transferir el Observatorio Nacional desde la Marina de Guerra a la CNAC. Al Observatorio se le sumó el Departamento de Meteorología de la propia Academia. Faltaba entonces designar al director de la nueva entidad, que tendría un fuerte componente científico. La responsabilidad recayó en el doctor Mario Rodríguez Ramírez (1911-1996), quien estaba al frente del Departamento de Meteorología de la CNAC y era, al mismo tiempo, subdirector del Observatorio.

El Insmet fue resultado de un proceso de integración, en el que convergieron diversos organismos y entidades, concebido para la renovar la ciencia meteorológica, con un enfoque metodológico y organizacional transformador. Su triple esencia quedaba definida como Servicio Meteorológico Nacional de la República de Cuba, agregándole un fuerte componente de investigación y desarrollo, más una unidad docente, la Escuela de Meteorología, responsabilizada con la formación de los recursos humanos imprescindibles ante aquel redimensionamiento y sus amplias perspectivas de desarrollo.

Atendiendo a las circunstancias históricas antes señaladas, no es posible entender la fundación del Insmet separadamente de los objetivos y misiones estatales que, paralelamente, le fueron asignadas al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos y al Consejo Nacional de la Defensa Civil.1

Más adelante cambio su denominación a Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil.

De entonces acá, otras entidades cumplieron su misión y fueron transformadas y reemplazadas por otras. Aquellas tres, en cambio, muestran al cabo de medio siglo cuán pertinente resultó la idea de crearlas, partiendo de un pensamiento holístico y perspectivo.

La sucesión de logros científicos obtenidos por el Insmet resultó asombrosa para un país de América Latina. En 1964, la red básica del Observatorio Nacional estaba constituida por 12 estaciones meteorológicas; en 1965 llegaban a 50, y hoy suman 68, sin contar las instalaciones automáticas. En 1966 entró en servicio la primera red de radares meteorológicos de Cuba, con tres equipos -La Habana, Camagüey y Gran Piedra- ampliada a cinco en 1974, y actualmente a ocho. Aquel mismo año, un grupo de jóvenes meteorólogos y estudiantes introdujeron de manera experimental la modelación matemática, aplicada al trabajo operativo con el huracán Alma, en junio de 1966. Y en marzo de 1969, entró en régimen operativo la primera estación receptora de datos e imágenes de satélites artificiales, esenciales para la vigilancia meteorológica y paso inicial de las actuales tecnologías de percepción remota.

En todo ello hay que recordar la colaboración científica establecida con la URSS, y en particular con su Servicio Hidrometeorológico, cuya expresión más acabada estuvo en el Laboratorio Conjunto Cubano-Soviético para el estudio de la Meteorología Tropical y los Huracanes (1977-1992), un proyecto interdisciplinario que incluía la investigación fundamental y los trabajos experimentales. En el Laboratorio se desarrollaron proyectos de investigación sobre aspectos tan relevantes como la influencia activa o estimulación artificial de la lluvia, y sobre ciclonología tropical; incluso, empleando aeronaves instrumentadas tripuladas por científicos de ambas naciones.

En los años siguientes, las limitaciones económicas derivadas del nuevo contexto mundial, ya sin la URSS y los países socialistas europeos, también dejaron su huella en el Servicio Meteorológico. A punto de salida de aquel contexto, las afectaciones causadas por los huracanes Charley e Ivan, entre otros sistemas que afectaron a Cuba en las temporadas de 2004 y 2005, motivaron un proceso inversionista dirigido al fortalecimiento del Insmet, su red básica y todos sus sistemas. El instrumento programático fundamental en esa etapa fue la Directiva número 1 del Vicepresidente del Consejo de Defensa Nacional para la planificación, organización y preparación del País para las situaciones de desastres, firmada por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, por entonces Segundo Secretario del Partido Comunista de Cuba, Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y Vicepresidente del Consejo de Defensa Nacional.

En favor del Insmet, se logró la concertación de un acuerdo con la República Popular China, que permitió la renovación o rehabilitación de su infraestructura. Al mismo tiempo, en el país se fortalecieron otras entidades, planes y programas, como el Centro Latinoamericano de Medicina de Desastres, el Grupo de Evaluación de Riesgos, se realizaron estudios y mapas de peligro, vulnerabilidad y riesgo, y se diseñó un sistema de generación distribuida de energía eléctrica, entre otras decisiones cuya relación sería prolija.

Es oportuno destacar que las funciones del Servicio Meteorológico Nacional no se han reducido bajo ninguna circunstancia, y que los cambios estructurales acaecidos entre 1965 y 2020 han sido indicativos de su incesante proceso de perfeccionamiento y desarrollo. La multiplicidad de tareas coordinadas y ejecutadas de conjunto por el Insmet, el INRH, los ministerios de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; Agricultura; Salud Pública; el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, los medios masivos de comunicación, y otras organizaciones y entidades estatales y no gubernamentales, constituyen la plenitud de una dialéctica de interacciones institucionales definidas por el Sistema Meteorológico Nacional.

Tras la reanudación, en 2003, de la formación de licenciados en meteorología, y el perfeccionamiento en la formación de posgrado, se redimensionó el trabajo con los recursos humanos de formación básica, media y superior, manteniendo el principio teórico-práctico del aprendizaje, una mayor especialización, y nuevos temas de investigación que le confieren un sentido holístico a los estudios sobre las ciencias de la atmósfera. En el Insmet, transcurridos 55 años, encontramos una nueva generación, heredera del trabajo de sus fundadores que contribuyen a formar cientos de jóvenes con valores y visiones propias. El Instituto cuenta hoy con 1 283 trabajadores en todo el país, de los cuales 572 (45%) son egresados de la educación superior.

Todo ello ha propiciado la participación del Insmet en los planes y programas del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. En este último término se destaca el sostenido trabajo que ha posibilitado la digitalización y doplerización de la red de radares meteorológicos, resultado del saber y el esfuerzo de decenas de profesionales y técnicos.

Hoy, uno de los retos principales del Insmet consiste en mantener la efectividad de la información pública que se transmite por todos los medios disponibles, manteniendo los tradicionales, mientras se trabaja por alcanzar un mayor impacto en los medios digitales, que exigen cada vez mayores prestaciones y, sobre todo, inmediatez. Tras el aumento de la conectividad y el acceso a Internet, nuestra población y las instituciones son cada vez más exigentes, y demandan nuevos tipos y mayores volúmenes de información.

Otro reto está en que los resultados de investigación sean cada vez más útiles, y aplicables por quienes hacen de ellos un uso diario, como ocurre con la información meteorológica especializada y dirigida a los Organismos de la Administración Central del Estado.

El Insmet tiene hoy un papel esencial en la Tarea Vida, programa de Estado, con un sistema de acciones dirigido en lo fundamental a mitigar las consecuencias del cambio climático, y a proyectar con racionalidad y sustentabilidad las ineludibles medidas de adaptación, con énfasis en las comunidades costeras y en la protección y conservación de los ecosistemas, sus servicios ambientales, y los valores de nuestra biodiversidad. En especial, debe destacarse el liderazgo del Insmet en las investigaciones sobre el impacto del cambio climático y en la Comunicación Nacional a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

En un entorno más específico, no todos conocen que el Insmet, a través de sus Centros, ofrece resultados que propenden a la labor cotidiana de agricultores y ganaderos que, en primera instancia, potencian el desarrollo local; que contribuyen al funcionamiento seguro de los medios de transporte nacional e internacional; al desarrollo sistema electroenergético y las fuertes renovables de energía; y a reducir el impacto de potenciales accidentes tecnológicos vinculados a la industria, como eventuales derrames de hidrocarburos que puedan ocurrir en aguas adyacentes al archipiélago cubano. Nada de esto sería posible sin una voluntad expresa por parte del Estado, empeñado en mantener operativo el Servicio Meteorológico, aún en el difícil contexto económico contemporáneo.

El reciente paso de la tormenta tropical Laura, coincidente con la situación epidemiológica impuesta por la presencia de covid-19 y un complejo contexto económico en el que intervienen el recrudecimiento del bloqueo y factores internos, resultó a la vez prueba y conclusión de que el Sistema Meteorológico Nacional está preparado para enfrentar todo tipo de contingencia. Para ello, el Insmet cuenta con un aval de 55 años de experiencia, aplicando la ciencia en favor de nuestra sociedad.

 
 
 

 

NOTAS

Más adelante cambio su denominación a Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil.

 
 

Recibido: 03/11/2020

Aceptado: 26/11/2020

 
 
 

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